jueves, 25 de febrero de 2010

Bajarse del burro


El otro día estuve dándole vueltas a la expresión “bajarse del burro”. Descartando inmediatamente que se tratara de la versión beta de un nuevo programa de intercambio de ficheros peer to peer, con aire más rural, castizo y varonil, estuve pensando en la aplicación más básica del Principio de Composicionalidad, que parece muy simple, pero verlo, hay que verlo. Y el visionario fue un señor llamado Frege que decía algo así como que para descubrir lo que significan las expresiones complejas habría que recurrir al significado de las unidades simplesi. Y ahí es donde nos quedamos frente a frente con nuestro sufrido animalito, el pobre burro, aquél a cuya carga hemos añadido tradicionalmente el primitivo semántico valorativo de “tozudo”. Mi amigo Pascual, que tiene una reserva natural dedicada a proteger, cuidar y promocionar una determinada raza de burro, “el borrico andaluz”, el pariente pobre del elegante y aristocrático caballo de linaje árabe que representa a la nobleza predominante por estos pagos en la pirámide social de los de su especie, se enfada mucho cuando alguien propone al burro como prototipo de tozudez. Pascual viene a ser algo así como la versión hispana del Robert Redford que susurraba a los caballos, y con ellos habla todos los días, y está convencido, y a mi también me ha llevado ya a su terreno, de que lo tras esa fachada tópica de testarudez se les escapa es la nobleza, el carácter servicial del animalito en cuestión… Mi amigo, que tiene mucho de filósofo, también se plantea a veces las afrentas que el lenguaje les hace a sus protegidos, los habitantes de la reserva. Hace algún tiempo, me contó que había investigado el origen de la expresión “bajarse/apearse (variación léxico-semántica-¡dios con el virus LH-) del burro”, y que indagando en los cuentos de tradición oral de la zona, esos que se trasmiten de boca en boca y cuyo origen remoto se desdibuja o se pierde en algún momento, encontró una historia que pudiera estar relacionada. No me resisto a copiar la versión que he encontrado en la red:
Cuenta una parábola que un hombre y su mujer salieron de viaje con su hijo de 12 años, que iba montado sobre un burro. Al pasar por el primer pueblo, la gente comentó: “Mirad ese chico tan maleducado: monta sobre el burro mientras los pobres padres van caminando.” Entonces, la mujer le dijo a su esposo: “No permitamos que la gente hable mal del niño. Es mejor que subas tú al burro”. Al llegar al segundo pueblo, la gente murmuró: “Qué sinvergüenza, deja que la criatura y la pobre mujer tiren del burro, mientras él va cómodo encima”. Entonces tomaron la decisión de subirla a ella en el burro mientras padre e hijo tiraban de las riendas. Al pasar por el tercer pueblo, la gente exclamó: “¡Pobre hombre! ¡Después de trabajar todo el día, debe llevar a la mujer sobre el burro! ¡Y pobre hijo! ¡Qué será lo que les espera con esa madre!”.
  Entonces se pusieron de acuerdo y decidieron subir al burro los tres y continuar su viaje. Al llegar a otro pueblo, la gente dijo: “¡Mirad qué familia, son más bestias que el burro que los lleva! ¡Van a partirle la columna al pobre animal!”. Al escuchar esto, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro. Pero al pasar por el pueblo siguiente la gente les volvió a increpar: “¡Mirad a esos tres idiotas: caminan cuando tienen un burro que podría llevarlos!”.

Para la moraleja, ya no tenemos espacio. Que cada cual la busque por su cuenta a este cuento.

i Gottlob Frege: El significado de una expresión compleja depende del significado de las unidades simples que la componen y del tipo de relación sintáctica que entre ellas se establece.


1 comentario:

  1. Una historia muy, muy clásica. Igual me equivoco, pero creo que el cuento por lo menos ya corría por la Edad Media, o igual me confundo, pero he leído algunas historias de cuentos "actuales" que ya había leído en el Conde Lucanor. Con lo cual, la expresión posiblemente es igual de antigua.
    No me sale la vena lingüística ahora, sólo la literaria. Personalmente, adoro el "borrico andaluz" sobre todo gracias a Platero.

    Montse.

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